La presencia sagrada en las situaciones de crisis


 

Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.

Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

 

  

Dios vino, viene y vendrá. Está presente en cada acontecimiento y experiencia humana, sólo se lo detecta con la mirada de la fe, con una intuición trascendente. Por ejemplo, la pandemia de covid 19, nos confrontó con la vulnerabilidad, y otros temores, ¿cómo leer la presencia de Dios? ¿El mundo terminó? En cierto sentido, para algunos sí y no para otros. Estamos mejor o peor después de esta catástrofe.

 

La presencia divina en las situaciones de crisis

Este pasaje del Evangelio de Lucas, escrito hace dos mil años, evoca imágenes catastróficas que, a primera vista, pueden resultar alarmantes. Sin embargo, es fundamental interpretarlo desde una perspectiva contextualizada en la visión del mundo de su época, en las expectativas y necesidades de los que lo leían.

El texto, cargado de simbolismo y metáforas, refleja las ansiedades y temores de una sociedad que vivía en un mundo incierto. Las catástrofes naturales, las guerras y las enfermedades eran eventos recurrentes que generaban un profundo sentimiento de vulnerabilidad. En este contexto, el mensaje de Jesús adquiere un carácter consolador, ofreciendo esperanza y orientación en medio de la incertidumbre.

Desde esta mirada, este pasaje puede interpretarse como una expresión de los miedos universales ante lo desconocido y lo inevitable. La referencia a las señales en el cielo y en la tierra puede entenderse como una metáfora de los grandes cambios y transformaciones que experimenta la vida humana. La invitación a estar alerta y a orar, puede interpretarse como una motivación para cultivar la conciencia, los valores profundos y la espiritualidad, para afrontar la adversidad.

Este pasaje sigue resonando en nuestra sociedad. Las crisis globales, las guerras, los desastres naturales y las pandemias nos recuerdan nuestra vulnerabilidad y la importancia de prepararnos para lo inesperado. Sin embargo, en lugar de generar pánico, este texto puede invitarnos a reflexionar sobre nuestra propia mortalidad y a valorar cada momento de la vida.

Este texto, más allá de su significado literal, nos invita a buscar lo que verdaderamente permanece aún en la frágil condición humana y la importancia de la esperanza, la resiliencia y la conexión espiritual. Podemos encontrar en él un mensaje de consuelo y orientación para enfrentar los desafíos de nuestra propia vida.

Recuerda que el texto:

- Refleja los miedos universales: Ante lo desconocido y lo inevitable.

- Ofrece esperanza y orientación: En medio de la incertidumbre.

- Invita a la reflexión: Sobre nuestra propia mortalidad y el valor de la vida.

- Es un llamado a la acción: A cultivar la conciencia y la espiritualidad.


Dios está presente en cada acontecimiento

El pasaje de Lucas que usted presenta, cargado de simbolismo apocalíptico, ha sido interpretado a lo largo de la historia como una profecía de eventos futuros, a menudo asociados con el final del mundo. Sin embargo, puede ser leído desde una perspectiva más profunda, que trasciende la mera predicción de catástrofes.

La idea de que Dios está presente en cada acontecimiento, incluso en los más trágicos, es un concepto de varias tradiciones espirituales. La pandemia de COVID-19, nos puso frente a una crisis global que desafió nuestras creencias y nos obligó a confrontar nuestra propia vulnerabilidad. En medio de esta crisis, muchos buscaron respuestas y consuelo en su espiritualidad.

La pandemia como un llamado a la reflexión

La pandemia nos invitó a profundizar nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con el mundo natural. Nos mostró la fragilidad de la vida y la importancia de la solidaridad. A pesar de las pérdidas y el sufrimiento, también nos permitió descubrir nuevas formas de conexión y colaboración.

La presencia de dios en la experiencia humana

La pregunta de si el mundo terminó con la pandemia es retórica (Retórica: “Arte del buen discurso, de dar al lenguaje escrito o hablado bastante eficacia para deleitar, persuadir o conmover”) y nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del tiempo y la historia. Desde una perspectiva profunda, el mundo siempre y nunca termina, pues se transforma constantemente. La pandemia puede ser vista como un momento de transición, un punto de inflexión que nos empuja hacia un nuevo futuro.

La fe como lente para ver el mundo

La fe, nos proporciona una lente a través de la cual podemos interpretar el mundo y encontrar significado en el sufrimiento. Al mirar hacia atrás en la historia, vemos que la humanidad ha enfrentado innumerables crisis, pero ha logrado superarlas y salir fortalecida. La fe nos ofrece la esperanza de que también superaremos esta crisis y emergeremos de ella transformados.

Mirando hacia adentro

- ¿Cómo ha influido la pandemia en tu fe o espiritualidad?

- ¿Qué lecciones ha aprendido de esta experiencia?

- ¿Cómo podemos construir un mundo más justo y compasivo a partir de esta crisis?

El pasaje de Lucas y la pandemia de COVID-19 nos invitan a reflexionar sobre la existencia humana y el papel de la fe en nuestras vidas. Al reconocer la presencia divina en medio de la crisis, podemos encontrar esperanza, incluso en los momentos más oscuros.


"Dios vino, viene y vendrá"

Profundizamos en su significado y las interpretaciones que se le han dado a lo largo de la historia:

Interpretaciones y Dimensiones

La Encarnación:

- Vino: Se refiere al primer advenimiento de Dios en la persona de Jesucristo, como se narra en los Evangelios. La encarnación es un dogma central del cristianismo, que afirma que Dios se hizo hombre para redimir a la humanidad.

- Viene: Se refiere a la presencia continua de Dios en el mundo y en la vida de cada individuo. Esta presencia es a menudo descrita como íntima y personal, y se experimenta a través de la fe y la gracia divina.

- Vendrá: Alude al segundo advenimiento de Cristo, es decir, a su regreso glorioso al final de los tiempos. Esta creencia es compartida por muchas denominaciones cristianas y es un aspecto fundamental de la esperanza escatológica.

La Presencia Inmanente y Trascendente:

En cada acontecimiento: Sugiere que Dios está involucrado en todos los aspectos de la realidad, desde los grandes eventos históricos hasta las experiencias más pequeñas y personales.

Experiencia humana: Indica que la relación con Dios es una experiencia profundamente personal y subjetiva, que se manifiesta de manera única en cada individuo.

Mirada de la fe: Enfatiza que la comprensión de la presencia divina requiere un acto de fe, una disposición a creer en lo que no se puede ver o probar empíricamente.

Intuición trascendente: Sugiere que la experiencia de Dios va más allá de la razón y los sentidos, y se alcanza a través de una intuición profunda y espiritual.

Las preguntas frecuentes:

- Plantea preguntas sobre el problema del mal y el sufrimiento en un mundo creado por un Dios bueno y omnipotente.

- Relación entre lo divino y lo humano: Explora la naturaleza de la relación entre Dios y el ser humano, y las implicaciones de la divinidad en la vida cotidiana.

- Naturaleza de la realidad: Considera si la realidad es fundamentalmente espiritual o material, y cómo se relacionan ambos aspectos.

Mirando con atención:

¿Cómo se concilia la omnipresencia de Dios con el libre albedrío humano?

¿Cuál es la diferencia entre la presencia de Dios en el mundo y la experiencia personal de Dios?

¿Cómo podemos cultivar una fe que nos permita experimentar la presencia de Dios en nuestra vida?

¿Qué implicaciones tiene esta afirmación para nuestra comprensión de la historia y del futuro?

Esta afirmación teológica invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza de Dios, la condición humana y el significado de la vida. Al explorar estas preguntas, podemos enriquecer nuestra propia fe y comprender mejor el lugar que ocupamos en el universo.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 raulnietopsi@gmail.com
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youtube: @Raulmanuelnieto

 

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