Jueves 10 de octubre. El amigo persistente. Lucas 11,5-13
Lucas 11,5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.” Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.” Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
El amigo persistente
El texto alude a la persistencia en la petición. Jesús, a través de la imagen del amigo que llama a la puerta en medio de la noche, nos enseña que la insistencia en nuestras peticiones puede abrir puertas y generar respuestas.
Esta parábola resalta la importancia de:
- La perseverancia: La insistencia del amigo en obtener el pan es una metáfora de la perseverancia en la oración. Al igual que en la vida, muchas veces necesitamos repetir nuestras peticiones y mantener nuestra fe para ver resultados.
- La confianza: La parábola sugiere que, aunque al principio el amigo sea rechazado, su confianza en que el otro finalmente le ayudará lo lleva a persistir. Esta confianza es fundamental en la oración, ya que nos permite mantener una conexión con algo más grande que nosotros.
- La relación: La relación de amistad es clave en esta parábola. Jesús nos invita a ver a Dios como un Padre amoroso que desea darnos lo mejor. La oración, entonces, se convierte en una expresión de nuestra relación con Dios.
Esto puede ser aplicado a diversas áreas de nuestra vida. En toda relación de confianza, la persistencia es fundamental para alcanzar nuestras metas y superar los obstáculos.
Mirando hacia adentro:
- ¿Cómo puedes cultivar una mayor perseverancia en tus objetivos?
- ¿Qué significa para ti tener una relación de confianza con algo más grande que tú?
- ¿Cómo puedes integrar este aprendizaje en tu vida diaria?
La confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades nos permite gestionar lo que necesitamos con mayor determinación. Al hacerlo, podemos experimentar una mayor conexión con nosotros mismos y con algo más grande que nosotros, y encontrar la fuerza necesaria para gestionar las necesidades de la vida.
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Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Reg, Prof 6506 Py,
Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy
La oración como un trato de amistad con un otro que nos quiere bien
La oración como un trato de amistad es una perspectiva hermosa y profunda, especialmente relevante para el mundo acelerado de hoy. Al verla así, la oración se convierte en un diálogo íntimo y personal con un ser supremo al que amamos y confiamos.
La oración como trato de amistad: una propuesta para hoy
En un mundo marcado por la inmediatez y la fragmentación, la oración como trato de amistad nos invita a:
- Conectarnos con lo esencial: En medio del ruido y la distracción, la oración nos permite volver a nuestro centro, a lo que realmente importa. Es un espacio para reconectar con nuestros valores más profundos y con nuestra humanidad.
- Cultivar la confianza: Al orar, expresamos nuestra confianza en un poder superior que nos ama y cuida. Esta confianza nos fortalece en los momentos difíciles y nos ayuda a superar los desafíos.
- Encontrar paz interior: La oración es un bálsamo para el alma. Nos permite soltar nuestras preocupaciones y encontrar una paz profunda que trasciende las circunstancias.
- Desarrollar la empatía: Al orar por los demás, cultivamos la empatía y la compasión. Nos conectamos con el sufrimiento de los demás y nos sentimos llamados a actuar en consecuencia.
- Fomentar la gratitud: La oración nos invita a reconocer y agradecer las bendiciones que recibimos cada día. La gratitud nos llena de alegría y nos ayuda a mantener una perspectiva positiva.
Un ejercicio de oración para el mundo de hoy
Aquí te propongo un simple ejercicio de oración que puedes adaptar a tu propia experiencia:
1. Encuentra un lugar tranquilo: Busca un espacio donde puedas estar a solas y sin interrupciones.
2. Respira profundamente: Concéntrate en tu respiración, inhalando y exhalando lentamente.
3. Conecta con tu interior: Permite que tus pensamientos fluyan libremente, sin juzgarlos.
4. Conversa con Dios (o con el ser supremo en el que crees): Exprésale tus sentimientos, tus preocupaciones, tus anhelos. Puedes agradecerle por las cosas buenas de tu vida, pedirle guía y fortaleza, o simplemente disfrutar de su presencia.
5. Escucha: Después de hablar, guarda un momento de silencio para escuchar. A veces, las respuestas más claras vienen en forma de intuiciones o sensaciones internas.
Ejemplo de oración:
· "Padre celestial, te agradezco por este nuevo día y por todas las bendiciones que me rodean. Te pido que me ayudes a mantener la calma en medio de las dificultades y a encontrar tu guía en cada decisión que tomo. Te pido también por la paz en el mundo y por todas las personas que sufren. Amén."
Para profundizar:
- Lectura espiritual: Busca libros o artículos sobre la oración y la espiritualidad.
- Grupos de oración: Participar en un grupo de oración puede ser una forma enriquecedora de compartir tu fe y aprender de los demás.
- Meditación: La meditación puede complementar la oración y ayudarte a profundizar tu conexión contigo mismo y con lo divino.
Recuerda: No hay una forma correcta o incorrecta de orar. Lo importante es ser auténtico y conectar con tu corazón.
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Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
La oración vista como una amistad
ofrece una perspectiva íntima y personal de nuestra relación con lo divino. Al orar, nos conectamos con un ser superior en un diálogo sincero y amoroso.
Beneficios de la oración como amistad:
- Nos ayuda a centrarnos en lo que realmente importa.
- Fortalece nuestra fe y nos brinda seguridad.
- Alivia preocupaciones y brinda tranquilidad.
- Nos conecta con uno mismo y los demás, con algo más grande.
- Fomenta una actitud positiva y agradecida.
Un ejercicio práctico:
- Encuentra un espacio tranquilo.
- Respira profundamente.
- Conéctate contigo mismo.
- Habla con Dios (o tu ser superior). Expresa, agradece, pide.
- Escucha, haz silencio, da tiempo.
Adapta este ejercicio a tu propia experiencia y encuentra tu propia forma de conectar con lo divino.
Recomendaciones: Lectura espiritual. Grupos de oración. Meditación.
Recuerda, la oración como amistad es una práctica que nos enriquece espiritualmente y nos conecta con algo más grande que nosotros mismos.
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