Miércoles 4 de setiembre. Más allá de la simple curación física: el Reino. Lucas 4:38-44


La buena noticia

Lucas 4, 38-44

En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.

Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.

Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado”. Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.


Espiritualidad

Más allá de la simple curación física: el Reino. Lucas 4:38-44

En este pasaje, Lucas nos presenta a Jesús como un sanador poderoso y compasivo. Sus acciones van más allá de la simple curación física, revelando su autoridad sobre las fuerzas del mal y confirmando su identidad como el Mesías.

Jesús, el sanador: La curación de la suegra de Simón es un claro ejemplo del poder sanador de Jesús. Su simple mandato sobre la fiebre demuestra su dominio sobre las enfermedades y su capacidad para restaurar la salud. Este milagro inicial establece el patrón de su ministerio, donde la sanidad física es un signo del reino de Dios.

La expulsión de demonios: La expulsión de demonios de los enfermos refuerza la idea de que Jesús está librando una batalla espiritual contra las fuerzas del mal. Los demonios reconocen su identidad divina, pero Jesús les ordena callar, pues su tiempo aún no ha llegado para revelar plenamente su mesianismo.

La búsqueda de Jesús: La popularidad de Jesús crece rápidamente. La gente lo busca ansiosamente para que los sane y los libere de sus sufrimientos. Sin embargo, Jesús no se deja retener en un solo lugar. Su misión es más amplia: llevar las buenas nuevas del reino de Dios a todas las personas.

Significados:

Jesús como el Mesías: Los milagros de Jesús confirman su identidad como el Mesías prometido, aquel que vendría a liberar al pueblo de Dios de la enfermedad y del pecado.

El reino de Dios: Las curaciones de Jesús son signos del reino de Dios que ha llegado. A través de sus milagros, Jesús muestra el poder transformador de Dios y ofrece una esperanza de vida nueva.

La misión de Jesús: Jesús está llamado a llevar las buenas nuevas del reino de Dios a todas las naciones. Su ministerio no se limita a un solo lugar, sino que abarca toda la humanidad.

En nuestra vida:

Podemos confiar en el poder sanador de Jesús, tanto física como espiritualmente. También nos recuerda que la misión de los cristianos es compartir las buenas nuevas con el mundo. Al igual que Jesús, estamos llamados a ser instrumentos de sanación y liberación para aquellos que nos rodean.

 Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy

 


Psicología

Las actitudes clave para afrontar la sanación de padecimientos emocionales o físicos:

Sanar, ya sea de una herida emocional o física, requiere una actitud proactiva y llena de esperanza.

La primera actitud importante es la aceptación. Reconocer que existe un problema y aceptar que necesitamos ayuda es el primer paso hacia la recuperación.

A esto se suma la paciencia, pues la sanación es un proceso gradual que requiere tiempo.

La perseverancia también es crucial, ya que habrá momentos de altibajos y es importante mantener la constancia en el tratamiento.

Una actitud positiva y optimista puede ser un gran motivador. Visualizar la recuperación y celebrar los pequeños logros a lo largo del camino puede impulsar nuestro ánimo.

La amorosidad hacia uno mismo es esencial; tratarnos con amabilidad y comprensión durante este proceso es fundamental para evitar la autocrítica.

Además, cultivar la conexión con otros puede ser muy beneficioso.

Compartir nuestras experiencias con personas de confianza o unirse a grupos de apoyo puede brindarnos el aliento y la comprensión que necesitamos.

La gratitud también juega un papel importante, ya que nos permite centrarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta.

Para afrontar la sanación de manera efectiva:

-Acepta la realidad: Reconocer el problema.

-Se paciente: La sanación toma tiempo.

-Se perseverante: Mantener la constancia en el tratamiento.

-Se positivo: Visualizar la recuperación.

-Se compasivo: Tratarte con amabilidad.

-Conéctate con otros: Buscar apoyo social.

-Se agradecido: Centrarse en lo positivo.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com



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Las actitudes clave para afrontar la sanación de padecimientos emocionales o físicos:

Sanar, ya sea de una herida física o emocional, requiere una actitud proactiva y llena de esperanza.

La paciencia es fundamental, pues la sanación es un proceso gradual.

La amorosidad hacia ti mismo te permitirá atravesar momentos difíciles sin juzgarte.

La aceptación de tu situación actual, por difícil que sea, te permitirá avanzar.

Es importante mantener una actitud positiva y enfocarte en los pequeños logros.

La confianza en ti mismo y en tus capacidades de sanación es esencial.

La apertura a nuevas experiencias y a buscar ayuda profesional cuando sea necesario, también son actitudes clave.

La gratitud por lo que tienes, incluso en medio del dolor, puede cambiar tu perspectiva.

El cuidado de ti mismo a través de una alimentación saludable, ejercicio regular y descanso suficiente, es fundamental para fortalecer tu cuerpo y mente.

Recuerda, la sanación es pasito a paso, un día a la vez. Cada paso que des, por pequeño que sea, te acerca a una versión más sana y feliz de ti mismo.

 

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