Martes 3 de setiembre. La confianza en el poder sanador. Lucas 4, 31-37


 

La buena noticia

Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”.
Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

 

Psicología y espiritualidad

La confianza en el poder sanador

El relato de Lucas sobre el exorcismo realizado por Jesús en Cafarnaúm nos presenta una poderosa demostración de su autoridad sobre las fuerzas del mal.

La palabra exorcismo, del griego exorkismos, “ex” poner fuera, “orkos” era un ser mitológico, el guardián del inframundo, deriva también la palabra “ogro.” En este caso se traduce como liberar del mal.

Mirada de la psicología

Desde esta perspectiva, este texto nos invita a reflexionar sobre la fe, el poder de la mente y la importancia de buscar ayuda cuando enfrentamos desafíos que nos superan.

La confianza en el poder de Jesús para liberarnos de aquello que nos esclaviza, ya sean adicciones, miedos o pecados, puede ser vista como un acto de fe que promueve la sanación. Al confiar en una fuerza superior, las personas pueden encontrar la motivación y el apoyo necesarios para superar obstáculos que por sí solas les resultan insuperables.

Sin embargo, es importante destacar que la fe no es incompatible con la búsqueda de ayuda profesional. Los exorcismos descritos en los evangelios, aunque milagrosos, pueden ser interpretados como metáforas de procesos de sanación más profundos que involucran la mente, el cuerpo y el espíritu. En la actualidad, muchas personas encuentran alivio y sanación a través de terapias psicológicas y espirituales que complementan su fe.

La fe y la ciencia pueden ser armonizadas

El relato de Lucas 4:31-37 nos ofrece una interesante imagen de la capacidad de la fe para transformar vidas. Al confiar en el poder sanador de Jesús, las personas pueden encontrar la fuerza para superar padecimientos y alcanzar su salud. Sin embargo, es esencial reconocer que la fe y la psicología no son mutuamente excluyentes, sino que pueden complementarse para ofrecer un cuidado integral de la persona.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy

 


Psicología y salud integral

El Cuidado Integral de la Persona y el Autocuidado

Va más allá de la mera atención de aspectos físicos y se adentra en una dimensión más holística que abarca lo psicológico, social y espiritual. Favorecemos una práctica cotidiana para promover el bienestar y prevenir el desgaste emocional.

Implica reconocer y atender las propias necesidades, tanto a nivel individual como en relación con los demás. Cultivar hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso, pero también dedicar tiempo a actividades que nutren el alma, como la meditación, la lectura o el contacto con la naturaleza.

El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad. Al cuidarnos a nosotros mismos, estamos en mejores condiciones para cuidar de los demás y enfrentar los desafíos de la vida diaria. Puede ser una herramienta eficaz para prevenir el estrés, la ansiedad y la depresión, trastornos cada vez más comunes en nuestra sociedad.

El concepto de cuidado integral se alinea con la visión de la psicología positiva, que se centra en las fortalezas y el bienestar de las personas. En este sentido, el autocuidado es una forma de cultivar la resiliencia, la capacidad de adaptarse y superar los obstáculos.

Es muy útil para prevenir las amenazas del mundo de hoy.

Detectar los “demonios” actuales

Los "demonios" metafóricos que esclavizan y atormentan al ser humano actual son diversos y evolucionan con el tiempo, pero algunos de los más comunes y relevantes en nuestra sociedad contemporánea son:

-El miedo tóxico: El miedo al fracaso, al rechazo, a la soledad, a la enfermedad o a la muerte puede paralizarnos y limitarnos, impidiéndonos alcanzar nuestro máximo potencial.

-La adicción: Las adicciones a sustancias, al trabajo, a las relaciones tóxicas o a las tecnologías pueden convertirse en cadenas que nos atan y nos impiden vivir plenamente.

-El consumismo: La necesidad constante de adquirir bienes materiales y la búsqueda de la felicidad en el consumo pueden generar una insatisfacción crónica y un vacío existencial.

-La comparación: La tendencia a compararnos con los demás y a buscar la aprobación externa puede llevarnos a la inseguridad, la envidia y la baja autoestima.

-El perfeccionismo: La exigencia de ser perfectos en todo lo que hacemos puede generar un estrés constante y una sensación de fracaso.

-La soledad tóxica: La falta de conexiones sociales significativas y el aislamiento pueden llevar a la depresión y a la ansiedad.

-La ira: La ira reprimida o mal dirigida puede dañar nuestras relaciones y nuestra salud mental.

-La culpa: La culpa excesiva puede paralizarnos y evitar que avancemos en la vida.

-La vergüenza: La vergüenza puede hacer que nos escondemos y evitemos las relaciones sociales.

Estos "demonios" metafóricos a menudo se manifiestan a través de:

-Pensamientos negativos: Como la autocrítica, la generalización excesiva o la ideación de catástrofes.

-Emociones intensas mal gestionadas: Como la ansiedad, la depresión, la ira o la tristeza.

-Comportamientos disfuncionales: Como la negación, la procrastinación o la autodestrucción.

Es importante destacar que estos "demonios" no son entidades externas, sino patrones de pensamiento y comportamiento que hemos aprendido y que podemos cambiar. Al reconocerlos y trabajar en ellos, podemos liberarnos de su esclavitud y vivir una vida más plena y satisfactoria.

Recuerda, el cuidado integral de la persona y el autocuidado son conceptos clave para promover el bienestar psicológico y emocional. Al invertir tiempo y energía en nosotros mismos, estamos no solo mejorando nuestra calidad de vida, sino también contagiando una dosis de optimismo y alegría serena.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
  Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com


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El Cuidado Integral de la Persona y el Autocuidado

Va más allá de la mera atención de aspectos físicos y se adentra en una dimensión más holística que abarca lo psicológico, social y espiritual. Favorecemos una práctica cotidiana para promover el bienestar y prevenir el desgaste emocional.

Implica reconocer y atender las propias necesidades, tanto a nivel individual como en relación con los demás. Cultivar hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso, pero también dedicar tiempo a actividades que nutren el alma, como la meditación, la lectura o el contacto con la naturaleza.

El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad. Al cuidarnos a nosotros mismos, estamos en mejores condiciones para cuidar de los demás y enfrentar los desafíos de la vida diaria. Puede ser una herramienta eficaz para prevenir el estrés, la ansiedad y la depresión, trastornos cada vez más comunes en nuestra sociedad.

El concepto de cuidado integral se alinea con la visión de la psicología positiva, que se centra en las fortalezas y el bienestar de las personas. En este sentido, el autocuidado es una forma de cultivar la resiliencia, la capacidad de adaptarse y superar los obstáculos.

Recuerda, el cuidado integral de la persona y el autocuidado son conceptos clave para promover el bienestar psicológico y emocional. Al invertir tiempo y energía en nosotros mismos, estamos no solo mejorando nuestra calidad de vida, sino también contagiando una dosis de optimismo y alegría serena.

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