Martes 1 de octubre, La paradoja de la hospitalidad. Lucas 9:51-56.

La buena noticia

Lucas 9, 51-56

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: "Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?"
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

 

Espiritualidad

La paradoja de la hospitalidad. Lucas 9:51-56.

"Hospitalidad" deriva del latín hospes, que significa "anfitrión", "huésped" o "extraño”. Hospes se forma de hostis, que significa "extraño" o "enemigo" (de este último se derivan términos como "hostil"). El texto evidencia una gran tensión, esta dualidad “hospitalario / hostil” se refleja de manera clara.

Hospitalidad y hostilidad

El término "hospes" encapsula una tensión inherente a la relación con el extraño: la posibilidad de que sea un enemigo o un amigo. En el caso de los samaritanos, su rechazo a Jesús revela una profunda desconfianza y hostilidad hacia aquellos que son percibidos como "otros". Sin embargo, la hospitalidad implica una apertura al otro, una disposición a recibir y acoger, incluso a aquellos que inicialmente pueden parecer extraños o amenazantes.

La reacción de los discípulos contrastada

La reacción de Santiago y Juan ante el rechazo de los samaritanos es un ejemplo de cómo la hostilidad puede generar más hostilidad. Su deseo de venganza refleja una falta de comprensión de la enseñanza de Jesús sobre el amor al interpretado como enemigo y la necesidad de perdonar.

Por el contrario, la respuesta de Jesús es un llamado a la compasión y al perdón. Les muestra que el camino de grandeza no reside en el poder de destruir, sino en la capacidad de amar y servir.

Para tener en cuenta:

- La importancia del contexto: La hostilidad de los samaritanos hacia los judíos tenía raíces históricas y religiosas profundas. Es importante tener en cuenta este contexto para comprender la situación.

- La relevancia para la sociedad actual: El tema de la hospitalidad y la hostilidad hacia los extranjeros sigue siendo muy relevante en nuestro mundo globalizado. La crisis de los refugiados y la creciente polarización política son ejemplos de cómo esta tensión se manifiesta en la sociedad contemporánea.

- La necesidad de una educación para la paz: La historia de Jesús y los samaritanos nos invita a educar a las nuevas generaciones en valores como la tolerancia, el respeto y la compasión.

El texto nos ofrece una mirada sobre el valor de la hospitalidad y la necesidad de superar nuestros prejuicios. La dualidad de hospitalidad / hostilidad nos recuerda que la relación con el otro siempre implica un riesgo, pero también una gran oportunidad para crecer y transformarnos.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,

 


Psicología

Relaciones de hostilidad: la percepción del otro como amenaza

La hostilidad es un fenómeno complejo que se manifiesta de diversas formas en la sociedad actual y que, sin duda, requiere de nuestra atención y acción.

Manifestaciones de la hostilidad en la sociedad actual:

- Discurso de odio: La proliferación de discursos que fomentan la discriminación y la violencia contra grupos específicos (por raza, religión, orientación sexual, género, etc.) es una muestra clara de hostilidad.

- Ciberacoso: El uso de las redes sociales para insultar, amenazar o acosar a otros ha generado un clima de hostilidad en el espacio digital.

- Polarización política: La creciente polarización política ha llevado a una mayor confrontación y hostilidad entre personas con diferentes ideas.

- Desconfianza hacia las instituciones: La pérdida de confianza en las instituciones públicas y privadas puede haber generado un clima de desconfianza y hostilidad generalizada.

Cómo fomentar una cultura de mayor apertura y tolerancia:

- Educación: Fomentar una educación que promueva el respeto por la diversidad, el pensamiento crítico y la empatía.

- Diálogo: Crear espacios para el diálogo y el debate constructivo, donde las personas puedan expresar sus opiniones de manera respetuosa y escuchar las de los demás.

- Liderazgo: Promover líderes que fomenten la unidad y la colaboración, en lugar de la división y la confrontación.

- Legislación: Aprobar leyes que protejan a las minorías y combatan la discriminación.

- Medios de comunicación: Fomentar una comunicación responsable que evite la difusión de discursos de odio y promueva la tolerancia.

Estrategias individuales:

- Autocrítica sana: Reflexionar sobre nuestros propios prejuicios y trabajar para superarlos.

- Empatía comprensiva: Tratar de comprender las perspectivas de los demás y ponerse en su lugar.

- Acciones de paz: Participar en acciones que promuevan la paz, la justicia social y la igualdad fraterna.

La hostilidad es un problema complejo que requiere de soluciones multifacéticas. Al fomentar la educación, el diálogo, el liderazgo y la legislación, podemos construir una sociedad más abierta, tolerante y respetuosa.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,



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Una cultura de mayor apertura y tolerancia

La hostilidad en la sociedad actual se manifiesta a través del discurso de odio, el ciberacoso, la polarización política y la desconfianza en las instituciones. Estas actitudes generan un clima de división y confrontación.

Para fomentar una cultura de mayor apertura y tolerancia, es fundamental:

- Promover el respeto a la diversidad y el pensamiento crítico.

- Crear espacios para el debate constructivo y respetuoso.

- Fomentar líderes que unan en lugar de dividir.

- Aprobar leyes que protejan a las minorías.

- Promover medios de comunicación y redes sociales responsables que eviten el discurso de odio.

A nivel individual, podemos contribuir:

- Analizando nuestros propios prejuicios.

- Comprendiendo con empatía el lugar del otro que padece.

- Participando en acciones que promuevan la paz y la justicia social.

La hostilidad es un problema complejo que requiere de esfuerzos tanto colectivos como individuales. Trabajando juntos, podemos construir una sociedad más pacífica, justa y equitativa.

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