Jueves 26 de setiembre. Culpas, miedos y curiosidades. Lucas 9:7-9

La buena noticia

Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.


Psicología y Espiritualidad

culpas, miedos y curiosidades. Lucas 9:7-9

El relato nos presenta una figura histórica, Herodes Antipas, sumido en una profunda incertidumbre ante la figura de Jesús. La reacción de Herodes ante los rumores que circulan sobre Jesús nos invita a tener esta posible mirada:

Sentimientos de culpa

En primer lugar, observamos en Herodes un claro sentimiento de culpa. Al haber mandado decapitar a Juan Bautista, la aparición de una figura carismática como Jesús le despierta temores y remordimientos. La ambigüedad de los rumores, que lo vinculan con figuras tan importantes como Juan el Bautista, Elías o uno de los antiguos profetas, intensifica su angustia.

Fascinante y terrible

Por otro lado, la curiosidad de Herodes revela un deseo de comprender lo incomprensible. La figura de Jesús, rodeada de misterio y milagros, lo fascina y lo aterra al mismo tiempo. Su deseo de verlo puede interpretarse como una búsqueda de respuestas, una necesidad de resolver la incógnita que representa esta nueva figura.

Necesidad de encontrar respuestas

A veces se mezclan la fe, la culpa y la búsqueda de significado trascendente. La figura de Herodes nos muestra cómo la religión y la espiritualidad pueden ser interpretadas y utilizadas tanto como una fuente de consuelo como de angustia. Asimismo, su deseo de ver a Jesús nos habla de la necesidad humana de encontrar respuestas a las grandes preguntas de la vida.

Experiencias actuales

Hemos conocido personas que experimentan sentimientos de culpa, duda o miedo ante lo desconocido. Al explorar las experiencias personales de cada individuo, podemos ayudarles a encontrar un sentido más profundo a sus vidas y a superar los obstáculos emocionales que les impiden avanzar.

Búsquedas vigentes

El encuentro entre Herodes y Jesús, tal como lo describe Lucas, nos ofrece una rica fuente de miradas sobre la condición humana. La figura de Herodes, con sus dudas, miedos y curiosidades, nos recuerda que la búsqueda de la verdad y el sentido de la vida son cuestiones universales que han preocupado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy 


Psicología

Cómo afectan la salud mental los sentimientos de culpa

La culpa es una emoción compleja que, en su justa medida, puede ser adaptativa, impulsándonos a reconocer nuestros errores y a buscar la reparación. Sin embargo, cuando se experimenta de forma excesiva o crónica, la culpa puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental.

¿Cómo afecta la culpa a la salud mental?

- Ansiedad y depresión: La culpa a menudo se acompaña de sentimientos de tristeza, desesperanza y preocupación excesiva, lo que puede desencadenar o agravar trastornos de ansiedad y depresión.

- Baja autoestima: La culpa crónica puede erosionar nuestra autoestima, haciéndonos sentir inadecuados e indignos.

- Problemas de sueño: La rumiación sobre errores pasados puede dificultar el sueño y provocar insomnio.

- Problemas físicos: La culpa puede manifestarse a través de síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular o problemas digestivos.

- Dificultades en las relaciones: La culpa puede llevar a evitar el contacto social o a sabotear relaciones interpersonales por miedo al rechazo o al juicio.

- Comportamientos autodestructivos: En algunos casos, la culpa puede llevar a comportamientos autodestructivos como el abuso de sustancias o las conductas de riesgo.

¿Por qué nos sentimos culpables?

- Normas sociales y culturales: Las normas sociales y culturales influyen en nuestra percepción de lo que es correcto o incorrecto, y pueden generar sentimientos de culpa cuando no cumplimos con estas expectativas.

- Educación y crianza: La forma en que fuimos educados y criados puede influir en nuestra tendencia a sentirnos culpables.

- Personalidad: Algunas personas son más propensas a experimentar culpa que otras debido a factores de personalidad como el perfeccionismo o la baja autoestima.

¿Cómo manejar la culpa?

- Aceptar los errores: Es importante reconocer que todos cometemos errores y que estos forman parte de la experiencia humana.

- Practicar la autocompasión: Trátate a ti mismo con la misma amabilidad y comprensión que le ofrecerías a un amigo.

- Enfócate en el presente: En lugar de rumiar sobre el pasado, concéntrate en el presente y en lo que puedes hacer para mejorar tu situación.

- Busca apoyo: Hablar con un amigo de confianza, un familiar o un terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones y a encontrar nuevas perspectivas.

- Desafía tus pensamientos negativos: Identifica y desafía los pensamientos negativos que contribuyen a tu sentimiento de culpa.

- Aprende a perdonarte a ti mismo: Perdonarte a ti mismo es un paso importante para superar la culpa y avanzar en tu vida.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Si la culpa interfiere significativamente en tu vida diaria y te impide funcionar normalmente, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede proporcionarte herramientas y estrategias para manejar la culpa de manera más saludable.

Recuerda, la culpa es una emoción compleja que puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental. Sin embargo, es posible aprender a manejarla de manera más saludable y a liberarnos de su carga.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com



Publicación en Facebook e Instagram

El impacto de los sentimientos de culpa en la salud mental

La culpa es una emoción compleja que, en su justa medida, puede ser adaptativa, impulsándonos a reconocer nuestros errores y a buscar la reparación.

Pero, cuando es excesiva o crónica, puede deteriorar significativamente nuestra salud mental. Esta emoción, si dura mucho tiempo, puede generar ansiedad, depresión, baja autoestima y dificultades en las relaciones.

Causas de la culpa: Las normas sociales, la educación, la personalidad y experiencias pasadas influyen en la forma en que experimentamos la culpa crónica.

Consecuencias: La culpa mal gestionada puede manifestarse en síntomas físicos, como dolores de cabeza o problemas digestivos, y también puede llevar a comportamientos autodestructivos.

Cómo manejarla: Aceptar los errores, practicar la mirada comprensiva a uno mismo, enfocarse en el presente, buscar apoyo y desafiar los pensamientos negativos, saber dar y recibir disculpas con gratitud y humildad, son estrategias útiles para gestionar la culpa.

¿Cuándo buscar ayuda? Si la culpa interfiere con tu vida diaria, un profesional de la salud mental puede ofrecerte herramientas para superarla.

Recuerda: La culpa, aunque es una emoción humana y útil para reconocer y reparar errores, puede ser perjudicial si no se maneja adecuadamente y se torna muy duradera. Con las herramientas adecuadas, la comprensión, es posible liberarse de su carga y mejorar nuestra salud mental.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cultivando el triple amor

Motivos para alegrarse siempre

Comencemos bendiciendo con gratitud