Viernes 9 de agosto. Una buena actitud mientras esperas. Mateo 25,1-13

La buena noticia

Mateo 25,1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".


Psicología y fe

Una buena actitud mientras esperas

En este espacio de psicología y fe nos encontramos con una parábola que nos ayuda a saber esperar. La extraña historia de las diez mujeres jóvenes, que están esperando al esposo, suponemos va a elegir una de ellas, podemos entrever que él es un rey. Están divididas en dos grupos: por su actitud previsora. La intención del texto es mostrar la actitud de espera del reino de los cielos que vendrá.

Actitudes mientras esperan

La parábola nos presenta dos actitudes de diez mujeres ante la espera: la necedad (ignorancia) y la sensatez (previsión adecuada). Las ignorantes, imaginan en que el esposo tardaría, y no se preparan adecuadamente. Su falta de previsión las dejó sin aceite cuando llegó el momento de recibir al esposo. Por otro lado, las previsoras sensatas, con una actitud más prudente, se aseguraron de tener suficiente aceite para la espera.

Notamos que esperar no significa ser pasivo o resignarse. Esperar de manera sabia implica estar alerta sin ansiedad, ser previsor y mantener una actitud positiva. La necedad, en este contexto, se manifiesta como no saber tomarle el pulso a la realidad, una falta de preparación y una confianza excesiva en suponer sin matices un solo escenario de futuro. La sensatez, en cambio, se caracteriza por la calma, la previsión de posibles escenarios y la acción oportuna.

Mirando hacia adentro

La parábola nos ayuda a ver cómo afrontamos las esperas en nuestra vida. Ya sea que estemos esperando una oportunidad, un resultado o simplemente un cambio, es importante mantener una actitud equilibrada.

- La espera no tiene por qué ser una fuente de ansiedad ni una evasión, sino una oportunidad para crecer en nuestra capacidad de afrontamiento y prepararnos adecuadamente para lo que está por venir.

- Es probable que las previsoras hayan considerado al menos tres escenarios posibles: En el mejor de los casos viene pronto, tenemos aceite. En el peor de los caos tarda mucho, ¿reservamos más aceite o compramos mañana? En el caso más probable se demora entonces mejor tengamos aceite de reserva.

- Identifica las áreas de tu vida donde necesitas cultivar una mayor paciencia y preparación.

- Ensaya la técnica de visualizar al menos tres escenarios de futuro: En el mejor y el peor de los casos, y en el más probable.

Sugerencias para la acción

Te invito a revisar tus propias esperas. ¿Cómo sueles enfrentar los tiempos de incertidumbre? ¿Eres más bien impaciente o paciente? ¿Has aprendido a calmarte? La próxima vez que te encuentres esperando algo, recuerda cultivar una actitud más sabia y paciente. La sensatez, por otro lado, implica estar preparados, pero también mantener la calma. Es saber esperar sin perder la esperanza.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy


Psicología

Es inevitable esperar, pero es evitable desesperar

En este espacio de psicología hablamos de una realidad universal: la espera. Quizá lo que más hacemos en la vida es esperar. ¿Quién no se ha sentido alguna vez impaciente en una cola, ansioso por un resultado o frustrado por un retraso? Exploremos juntos cómo podemos transformar la espera: pasar de considerarla una carga a percibirla como una oportunidad, para cultivar la paciencia y la calma.

Es inevitable esperar. Lo evitable es desesperar.

La espera es parte inevitable de la vida. Sin embargo, nuestra reacción ante ella puede variar mucho. A menudo, la espera se acompaña de expectativas: queremos que las cosas sucedan rápido, según nuestros plazos. Cuando estas expectativas no se cumplen, podemos sentir frustración, ansiedad o incluso ira.

La clave está en desarrollar una actitud de espera más sabia. Esto implica estar alerta a lo que sucede a nuestro alrededor, sin dejar que la ansiedad nos consuma. Significa ser previsor, pero sin caer en la obsesión. Y, sobre todo, significa cultivar la paciencia, recordando que algunas cosas simplemente toman tiempo. El arte de disfrutar del recorrido, de disfrutar las pausas. Y de ser consciente de los procesos a veces lentos. Los agricultores saben que entre la siembra y la cosecha se espera y se cultiva.

Aprendiendo un poco cada vez:

Cuando estamos en una cola, esperando un turno o un semáforo, es fácil sentir frustración o impaciencia. Sin embargo, podemos aprovechar estos momentos para:

- Conectar con nosotros mismos: Practicar la respiración consciente, observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos.

- Cultivar la paciencia: Recordarnos que la espera es una parte natural de la vida y que las cosas buenas a menudo requieren tiempo.

- Desarrollar la creatividad: Utilizar el tiempo de espera para pensar en ideas nuevas o resolver problemas.

- Conectar con los demás: Iniciar una conversación con alguien que también está esperando.

La espera como oportunidad

La espera puede ser una oportunidad para cultivar la paciencia, la aceptación y la gratitud. Al aprender a esperar con calma, podemos reducir nuestro estrés y mejorar nuestra calidad de vida. Recuerda, la próxima vez que te encuentres esperando, en lugar de resistirte, intenta abrazar esa experiencia como una oportunidad para aprender a calmarte y conectar contigo mismo. Aprendamos a esperar sin desesperar.

Recuerda:

Puedes ensayar diferentes técnicas para manejar la espera, en alerta suave y con serenidad suficiente, en tu vida diaria. Comparte tus intentos con otros. Juntos podemos crear grupos humanos más pacientes y gozosos.

Valora y disfruta lo que tienes ahora mientras esperas lo bueno, suavizando tus expectativas.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
  Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com

 


Publicación de Facebook

Esperar es inevitable, pero desesperar no

Lo que más veces haremos en la vida es esperar. Pero ¿qué hacemos mientras esperamos? Las respuestas comunes son: tener impaciencia y ansiedad, pero podemos transformar esa espera en una oportunidad para cultivar la paciencia, la calma y disfrutar. Ese aprendizaje nos ayudará a reducir el estrés y mejorar nuestra calidad de vida. Aprendamos a esperar sin desesperar.

Claves para esperar con calma:

- Conéctate contigo: Practica la atención a lo que ocurre y observa tus pensamientos. Valora lo que tienes ahora mismo. Lo que esperas en su momento ocurrirá y pasará.

- Cultiva la paciencia: Recuerda que las cosas buenas toman tiempo. Da tiempo.

- Desarrolla la creatividad: Utiliza la espera para diseñar nuevas ideas.

- Conecta con los demás: Inicia conversaciones y escucha a quienes te rodean.

Beneficios de esperar con calma:

- Reduce tu estrés.

- Mejora tu calidad de vida.

- Fomenta tu paciencia y tu aceptación serena.

- Te permite apreciar y gozar el presente.

Recuerda:

Puedes ensayar diferentes técnicas para manejar la espera, en alerta suave y con serenidad suficiente, en tu vida diaria. Comparte tus intentos con otros. Juntos podemos crear grupos humanos más pacientes y gozosos.

Valora y disfruta lo bueno que tienes ahora mientras esperas lo bueno que vendrá, suavizando tus expectativas.

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