Sábado 24 de agosto. Estar bien es muy difícil de ocultar. Juan 1, 45-51
La buena noticia
Juan 1, 45-51
En aquel tiempo,
Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de
quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el
hijo de José". Natanael replicó: "¿Acaso puede salir de Nazaret algo
bueno?" Felipe le contestó: "Ven y lo verás".
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Éste es un verdadero
israelita en el que no hay doblez". Natanael le preguntó: "¿De dónde
me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te
vi cuando estabas debajo de la higuera". Respondió Natanael:
"Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Jesús
le contestó: "Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera.
Mayores cosas has de ver". Después añadió: "Yo les aseguro que verán
el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del
hombre".
Psicología y espiritualidad
Estar bien es muy difícil de ocultar
El texto de Juan 1, 45-51 nos presenta la autenticidad y la capacidad de reconocerla en los demás. La afirmación de que "es muy difícil de ocultar estar bien" nos invita a mirar con atención curiosa la vivencia de la alegría y paz espiritual. La alegría y la paz interior suelen manifestarse de manera no verbal, a través de una luminosidad en la mirada, una sonrisa genuina y una actitud de apertura hacia los demás. Estas señales son difíciles de fingir y suelen ser percibidas de manera intuitiva.
El encuentro entre Jesús y este joven es un ejemplo de cómo la autenticidad atrae a la autenticidad. Jesús reconoce en este hombre una sinceridad y una búsqueda espiritual que lo predisponen a aceptar la verdad. A su vez, Natanael, al sentir la autenticidad de Jesús, se ve impulsado a confesar su fe.
Este texto nos ubica en nuestra propia capacidad para reconocer y expresar la alegría y la paz interior. Al igual que este muchacho, podemos ser más conscientes de los momentos en los que experimentamos una profunda conexión con algo más grande que nosotros mismos. Y al igual que Jesús, ser capaces de reconocer esta autenticidad en los demás y fomentarla en nuestros encuentros.
En definitiva, la capacidad de comunicar la alegría y la paz espiritual es un don que nos permite conectar con los demás y al reconocer esta presencia en nuestras vidas.
Vistos, apreciados y conocidos en nuestra esencia
Otro aspecto de este encuentro y de la experiencia humana, describe el anhelo de ser vistos y reconocidos en nuestra profundidad. Al afirmar que "Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera", Jesús le comunica a Natanael que ha sido visto más allá de sus apariencias, en la intimidad de su ser.
Esta experiencia de sentirnos vistos y conocidos en nuestra esencia, con aprecio, genera un profundo impacto. Nos permite:
- Validar nuestra existencia: experimentamos un sentido de pertenencia y valor cuando nos sentimos reconocidos.
- Fomentar la confianza: La certeza de ser vistos en nuestra vulnerabilidad y fortaleza, nos ayuda a confiar más en nosotros mismos y en los demás.
- Profundizar las relaciones: podemos establecer conexiones más auténticas y significativas con los otros si nos sentimos comprendidos.
Recuerda: Se puede ocultar estar mal, pero es muy difícil de ocultar estar bien. Es importante comunicar la alegría y paz espiritual
Podemos enfocar nuestra propia búsqueda de reconocimiento y cultivar relaciones basadas en la autenticidad y la empatía. Podemos también, experimentar la validación que surge al ser vistos en nuestra realidad profunda, y a su vez, desarrollar la capacidad de ver y reconocer lo sagrado en los demás.
Es más, la experiencia de ser visto por Jesús nos capacita para verlo a Él en toda su dimensión, más allá de las limitaciones de nuestras percepciones.
Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Reg, Prof 6506 Py,
Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy
Psicología
La relación de presencia sanadora
La relación significativa y sanadora describe una interacción profunda y significativa entre personas, donde experimentan un proceso de crecimiento y transformación. Este tipo de relación, ya sea en un contexto terapéutico o en cualquier otro ámbito interpersonal, se basa en la capacidad de estar presente en el momento, tanto para uno mismo como para el otro.
¿Qué significa cultivar la presencia en una relación sanadora?
Atención plena en el momento presente: Esto implica enfocarse en lo que está sucediendo en este preciso instante, sin dejarse llevar por pensamientos sobre el pasado o el futuro.
Validación de la experiencia del otro: Prestamos atención a lo que el otro está sintiendo y expresando, de ese modo le estamos diciendo que sus emociones y experiencias son válidas e importantes.
Conciencia de uno mismo: Al sintonizar con nuestras propias emociones y reacciones, podemos evitar proyectarlas en el otro y responder de manera más auténtica.
¿Cuáles son los beneficios de una relación sanadora?
Empatía y conexión genuina: La presencia fomenta la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de establecer vínculos profundos y significativos.
Crecimiento personal: Al sentirnos vistos y escuchados, nos sentimos más seguros para explorar nuestras propias emociones y creencias, lo que nos permite crecer como personas.
Bienestar emocional: Las relaciones sanadoras contribuyen a nuestra salud emocional y psicológica, reduciendo el estrés y aumentando la sensación de bienestar.
Transformación mutua: Tanto quien da como quien recibe en una relación sanadora experimentan un proceso de transformación, ya que ambos se influyen mutuamente.
¿Cómo se construye una relación sanadora?
Cultivando la presencia: Practicando mindfulness y técnicas de atención plena.
Comunicación abierta y honesta: Expresando nuestros pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa.
Escucha activa: Prestando atención plena a lo que el otro está diciendo, sin interrumpir ni juzgar.
Empatía: Poniéndonos en el lugar del otro y tratando de comprender su perspectiva.
Validación: Reconociendo y aceptando las emociones y experiencias del otro.
Recuerda, una relación sanadora es una experiencia transformadora que nos permite crecer, conectarnos con los demás y encontrar un mayor sentido de bienestar. Al cultivar la presencia y la atención plena, podemos construir relaciones más significativas y enriquecedoras.
Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
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La Relación de Presencia Sanadora
Una relación sanadora es una conexión profunda y significativa entre personas, basada en la presencia plena y la empatía. Al estar presentes en el momento, tanto para nosotros mismos como para el otro, validamos sus experiencias y creamos un espacio seguro para la expresión genuina.
Beneficios de una relación sanadora:
- Crecimiento personal: Nos permite explorar nuestras emociones y creencias de manera más profunda.
- Conexión genuina: Fortalece los vínculos con los demás a través de la empatía y la comprensión.
- Bienestar emocional: Reduce el estrés y aumenta la sensación de bienestar.
- Transformación mutua: Permite a ambas partes crecer y desarrollarse.
Cómo cultivar una relación sanadora:
- Presencia plena: Practica la atención flotante para estar presente en el momento.
- Comunicación abierta: Expresa pensamientos y sentimientos de manera honesta y respetuosa.
- Escucha activa: Escucha al otro sin criticar ni interrumpir.
- Empatía: Ponte en el lugar del otro, sin perder tu lugar.
- Validación: Reconoce y acepta las emociones del otro y las propias.
En resumen, las relaciones sanadoras son un camino hacia el crecimiento personal y el bienestar emocional. Podemos construir relaciones más significativas y enriquecedoras que cultivan la presencia y la conexión profunda.
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