Sábado 20 de julio. Una presencia silenciosa: humildad, compasión y discreción. Mateo 12, 14-21

Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:

Miren a mi siervo, a quien sostengo;
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi Espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará ni clamará,
no hará oír su voz en las plazas,
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea,
hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra;
y en él pondrán todas las naciones su esperanza.

Sábado 20 de julio. Una presencia silenciosa: humildad, compasión y discreción. 12, 14-21

En este espacio de psicología y fe, vemos el texto de donde Jesús, ante la oposición de los fariseos, se retira y continúa sanando a los enfermos, pidiendo que no lo divulguen. Nos detenemos ante la presencia silenciosa de Jesús, caracterizada por la humildad, la compasión y la discreción, como un modelo de acción para promover el bienestar humano y la justicia en el mundo.

La tarea de Jesús:

Jesús, se caracterizó por sanar a los enfermos, liberar a los oprimidos y predicar el mensaje del Reino amoroso de Dios. Sin embargo, este texto nos muestra un modo particular de su obra: la discreción y la humildad. A pesar de la oposición de los fariseos, Jesús continúa sanando, pero pide a los beneficiarios que no lo divulguen, parece no inflar las expectativas de nadie.

Mirada de psicólogo:

La actitud de Jesús nos invita a cultivar valores: la humildad y la discreción en la búsqueda del bienestar propio y del prójimo.

Humildad: Jesús no busca reconocimiento, publicidad, ni fama por sus acciones. Su motivación principal es el amor y la compasión hacia los más necesitados.

Discreción: Jesús evita llamar la atención sobre sí mismo y centra su energía en ayudar a los demás.

Ejemplo práctico: Imaginemos a un voluntario en un comedor social que prepara y sirve comida a personas sin hogar. Este voluntario no busca reconocimiento ni fama, sino que simplemente desea ayudar a aquellos que más lo necesitan. Su acción discreta y compasiva le genera alegría y siente que su vida tiene sentido, contribuyendo a un mundo más justo y solidario.

Mirando hacia adentro:

En nuestra vida diaria, podemos intentar la tarea silenciosa de Jesús de las siguientes maneras:

Enfocarnos la presencia amorosa: la acción compasiva y el servicio a los demás, por encima de la búsqueda de reconocimiento desmedido o elogios vanos.

Modestia ante los logros: pues nuestros logros son producto de un esfuerzo conjunto y de la gracia de Dios, evitamos la arrogancia o el egocentrismo.

Discreción en la ayuda: Ofrecemos ayuda a los demás de manera respetuosa y sin esperar nada a cambio, evitamos la jactancia o la manipulación.

La obra silenciosa de Jesús nos educa, pues el verdadero bienestar se encuentra en servir a los demás con humildad, compasión y discreción. Al seguir este modelo, podemos contribuir a construir un mundo más humano, justo y lleno de amor.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Reg, Prof 6506 Py,
 Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy

Una Presencia Silenciosa: Humildad, Compasión y Discreción en la Relación de Ayuda.

En este espacio de psicología, enfocamos actitudes: la humildad, la compasión y la discreción en la relación de ayuda. A partir de la metáfora de una "presencia silenciosa", analizaremos cómo estas cualidades permiten establecer un vínculo genuino con las personas que necesitan apoyo, creando un espacio seguro y propicio para el crecimiento personal.

La humildad como base:

La humildad es fundamental en la relación de ayuda, ya que nos permite reconocer que no tenemos todas las respuestas y que estamos dispuestos a aprender junto con la persona que busca apoyo. Esta actitud nos abre a la posibilidad de escuchar con atención, sin juzgar ni imponer nuestras propias ideas.

La compasión como guía:

La compasión nos permite conectar con las emociones y experiencias de la otra persona, sintiendo empatía y comprensión por su dolor o sufrimiento. Esta conexión emocional es esencial para generar confianza y crear un ambiente de apoyo y aceptación.

La discreción como respeto:

La discreción implica respetar la privacidad y confidencialidad de la persona que busca ayuda. Esto significa no divulgar información personal sensible, sin su consentimiento y ser cuidadosos con nuestras palabras y acciones para evitar exponerla o incomodarla.

La metáfora de la "presencia silenciosa":

La metáfora de la "presencia silenciosa" nos invita a estar presentes con la otra persona sin necesidad de llenar el espacio con palabras o consejos en exceso. A veces, la simple presencia de alguien que nos escucha con atención y nos ofrece un espacio seguro puede ser más valiosa que cualquier consejo o solución.

Ejemplo práctico: Imaginemos a un psicólogo que trabaja con un adolescente que está atravesando un momento difícil en su vida. El psicólogo no intenta "arreglar" la situación del adolescente, sino que lo escucha con atención, sin juzgarlo ni presionarlo para que tome decisiones precipitadas. Simplemente está ahí, ofreciendo un espacio seguro para que el adolescente explore sus emociones y pensamientos, dando tiempo a su proceso. Con paciencia da orientaciones oportunas, propone siguiente paso viable, disuelve resistencias al cambio.

Recuerda: La humildad, la compasión y la discreción son cualidades esenciales en la relación de ayuda. Al cultivar estas cualidades y adoptar una presencia silenciosa, podemos crear un espacio propicio para el crecimiento personal y el bienestar de las personas que necesitan apoyo.

Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
 Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com


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Una Presencia Silenciosa: Humildad, Compasión y Discreción en la Relación de Ayuda

Tu actitud en la relación de ayuda:

-Humildad: Reconoces que no tienes todas las respuestas y estás dispuesto a aprender junto con la persona que busca apoyo.

-Compasión: Conectas con las emociones y experiencias del otro, sintiendo empatía y comprensión.

-Discreción: Respetas la privacidad y confidencialidad de la persona que busca ayuda.

La metáfora de la "presencia silenciosa":

Está presente a ti, y a la otra persona sin necesidad de llenar el espacio con palabras o consejos excesivos. Sabes hablar o callar oportunamente.

A veces, la simple presencia de alguien que nos escucha con atención y nos ofrece un espacio seguro puede ser más valiosa que cualquier consejo o solución. Tampoco hagas tu silencio insoportable, es presencia con paciencia.

Recuerda: Tu presencia atenta, La humildad, la compasión y la discreción son cualidades esenciales en la relación de ayuda. Al cultivar estas cualidades y adoptar esa presencia silenciosa, podemos crear un espacio propicio para el crecimiento personal y el bienestar de las personas que necesitan apoyo.

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