Lunes 15 de julio. La recompensa de la generosidad. Mateo 10, 42
Mateo 10, 42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: …
“Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa’’.
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Lunes 15 de julio. La recompensa de la generosidad. Mateo 10, 42
Hola a todos y bienvenidos a este espacio de psicología y fe. Hoy, Jesús en Mateo 10:42, nos invita a ser generosos y nos asegura que no perderemos nuestra recompensa.
El valor de la generosidad
La generosidad es una fortaleza que implica dar desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Se manifiesta en acciones como compartir nuestro tiempo, recursos materiales o apoyo emocional con los demás.
Beneficios psico-emocionales de la generosidad:
Mejora del estado de ánimo: Ayudar a los demás genera emociones positivas como la alegría, la satisfacción y la gratitud, lo que contribuye a un mejor estado de ánimo.
Fortalece las relaciones: La generosidad nos conecta con los demás, creando lazos de confianza y empatía.
Aumenta la autoestima: Sentirnos útiles y valorados por los demás refuerza nuestra autoestima y nos hace sentir bien con nosotros mismos.
Reduce el estrés: Ayudar a los demás nos permite enfocarnos en las necesidades de otros, lo que puede ayudarnos a no estar tan pendientes del propio malestar, y reducir así el estrés y la ansiedad.
La recompensa de la generosidad
La generosidad no es un acto vacío. Aunque no esperemos nada a cambio, la recompensa llegará de diversas formas:
La satisfacción de ayudar: La mayor recompensa de la generosidad es la satisfacción de saber que hemos hecho algo bueno por los demás.
El fortalecimiento de las relaciones: La generosidad fortalece los lazos con las personas a las que ayudamos, creando relaciones más profundas y significativas.
El crecimiento personal: La generosidad nos permite crecer como personas, desarrollando valores como la compasión, la empatía y la responsabilidad social.
Nos enriquece como personas y nos conecta con los demás de una manera profunda y significativa. Al ser generosos, no solo ayudamos a los demás, sino que también cosechamos beneficios psicológicos y espirituales que mejoran nuestra calidad de vida.
Recuerda: La generosidad no se trata de dar lo que nos sobra, sino de compartir lo que tenemos con un corazón abierto y sin esperar nada a cambio. Empieza a practicar la generosidad en tu vida diaria y descubre la recompensa que te espera.
Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Reg, Prof 6506 Py,
Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy
La Generosidad Inteligente
Hola a todos y bienvenidos a este espacio de psicología. Hoy, te brindamos orientaciones para cultivar la generosidad en tu vida de manera equilibrada, sin que esto te afecte negativamente. Podemos ser generosos sin dejar de ser prudentes.
Es la capacidad de ser generosos con los demás, sin descuidar nuestro propio bienestar físico, emocional y financiero. Se trata de encontrar un equilibrio entre dar y recibir, asegurando que nuestra propia salud y necesidades estén cubiertas.
Beneficios:
Mayor satisfacción personal: Ayudar a los demás genera emociones positivas, pero es importante no sobrecargarse a costa de nuestro propia salud.
Relaciones más sanas: La generosidad inteligente nos permite establecer relaciones basadas en el respeto mutuo y la reciprocidad.
Mayor capacidad para ayudar a los demás: Cuidar de nosotros mismos nos permite tener la energía y los recursos necesarios para ayudar a los demás de manera efectiva.
Cultivando la generosidad inteligente:
Establece límites claros: Define cuánto tiempo, dinero o recursos puedes dedicar a ayudar a los demás sin afectar tus propias necesidades.
Escucha tus necesidades: No te sientas obligado a dar si no te sientes cómodo o si hacerlo te genera estrés o ansiedad.
Di no sin culpa: Aprende a decir no a peticiones que te sobrecargan o que no se alinean con tus valores. Es importante cuidar de ti mismo y de tus prioridades.
Elige causas que te apasionen: Dedica tu tiempo y recursos a causas que te motiven y te inspiren. Esto te permitirá ser más generoso de manera sostenible.
Cuida tu salud mental y física: Prioriza tu auto cuidado para poder ser generoso hoy, mañana y dentro de un mes.
La generosidad es una virtud que nos enriquece a nosotros mismos y a los demás. Sin embargo, no implica descuidar ni ser imprudente. Al encontrar un equilibrio entre dar y recibir, podemos disfrutar de los beneficios de la generosidad sin complicar nuestra salud y nuestros recursos.
Observa las áreas en las que puedes cultivar esto: por ejemplo, dar tiempo, hay personas que dedican mucho tiempo a su trabajo, y no están a gusto pues poco tiempo dan a sus seres queridos.
Recuerda: La generosidad inteligente es una forma de dar que nos beneficia a todos. Sé generoso con los demás, pero también cuida de ti mismo para que puedas seguir ayudando a los demás en el futuro.
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Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Terapia (presencial o virtual), talleres, charlas: raulnietopsi@gmail.com
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