Jueves 6 de junio. Marcos 12 28-34. Cultivando la Amorosidad.
El pasaje de Marcos 12:28-34, donde Jesús responde a la pregunta del escriba sobre el mandamiento más importante, nos invita a reflexionar sobre la esencia del amor y su importancia en la vida cristiana. La respuesta de Jesús, que resume el amor a Dios y al prójimo como los dos mandamientos más importantes, nos impulsa a cultivar la amorosidad en todos los aspectos de nuestra existencia.
¿Qué significa cultivar la amorosidad?
Cultivar la amorosidad implica desarrollar una actitud de amor en nuestro interior y expresarla en nuestras acciones diarias. Significa ir más allá de los sentimientos y convertir el amor en un estilo de vida, una forma de ser y de relacionarnos con el mundo que nos rodea.
¿Cómo podemos cultivar la amorosidad?
Existen diversas maneras de cultivar la amorosidad en nuestra vida:
· Desarrollar la empatía: La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Nos permite ponernos en el lugar del otro y conectar con sus emociones, lo que facilita el amor y la compasión.
· Practicar la escucha activa: Escuchar atentamente a los demás, sin juzgar ni interrumpir, es una forma de demostrar amor y respeto. La escucha activa nos permite comprender mejor las necesidades y perspectivas de los demás, fortaleciendo nuestras relaciones.
· Expresar afecto: Manifestar nuestro amor a través de palabras, gestos y acciones es fundamental para cultivar la amorosidad. Un abrazo, una palabra amable o un acto de servicio pueden tener un gran impacto en la vida de los demás.
· Perdonar: El perdón es un acto de amor que nos libera del rencor y nos permite sanar nuestras relaciones. Perdonar no significa olvidar el daño causado, sino renunciar al deseo de venganza y buscar la reconciliación.
· Servir a los demás: Servir a los más necesitados es una forma concreta de expresar el amor. Al ayudar a los demás, no solo contribuimos a su bienestar, sino que también cultivamos nuestro propio amor y compasión.
La amorosidad en la relación con Dios:
Cultivar la amorosidad en nuestra relación con Dios significa alimentar nuestra fe, fortalecer nuestra conexión con Él y vivir de acuerdo a sus enseñanzas. Se refleja en la oración, la vida de comunidad, la lectura de la Biblia y la búsqueda de la plenitud (como María la “plena de gracia”).
La amorosidad en la relación con el prójimo:
Cultivar la amorosidad en nuestra relación con el prójimo significa tratar a todos con respeto, compasión y misericordia. Implica buscar el bien de los demás, perdonar sus ofensas y ayudarlos en sus necesidades. Amar al prójimo es un camino para manifestar el amor a Dios en el mundo.
El pasaje de Marcos 12:28-34 nos recuerda que el amor es el mandamiento más importante. Cultivar la amorosidad en nuestra vida nos lleva a la plenitud personal, a la construcción de una sociedad más justa y fraterna y al encuentro con Dios.
Lic. Raúl Manuel Nieto, psicólogo,
Reg, Prof 6506 Py,
Ha cursado licenciatura en Teología Pastoral en la UCA (argentina)
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